De la aldea continental del medievo a la aldea global hoy

No se todavía ni cómo, teniendo en cuenta que mis deportes favoritos son el tumbing y el zapping, una amiga me ha convencido para que haga un cachito del camino de Santiago con ella. Eso sí, esta incursión deportiva, menos mal, ha podido verse reducida a tres breves etapas tras regatear con ella para no tentar a la suerte que tampoco pretendo abandonar mi sofa de la noche a la mañana para convertirme en adicta al deporte. Supongo que el hecho de haber leído por fin este verano «El peregrino de Compostela» de Paulo Coelho  (os lo recomiendo) ha facilitado que germine en mi más facilmente la atracción por la idea de verme envuelta en esta aventurilla.
Ayer nos decidimos, vamos a atacar la ruta de la costa, la elección no fue fácil ya que después de navegar un rato descubrimos que no se trata sólo de un único camino si no de un racimo de caminos que cruzan los más diversos parajes y parecen unir los puntos de la vía lactea en un reflejo terrestre. Tras definir los detalles de la incursión empeze a darle vueltas a la cabeza, que raro, para acabar conectando ideas que en un principio parecían demasiado alejadas como para poder estar relacionadas, sin embargo ahí va el intento.
Alla por el medievo no tenían ni idea de que siglos después un puñado de gente acabaríamos enganchados a internet en un afán por comunicarnos y creernos que al menos virtualmente vivimos dentro de una aldea global virtual mediante cosas tan dispares como conjuros de brujería en php, aquelarres en redes sociales, tan de moda ultimamente, o una nueva especie de arrobas que no alimentan a  los cerdos. Lo curioso es que el afan de unir sí que estaba presente en los espiritus de algunas personas y dentro de los cánones cristianos de obligado seguimiento en aquella epoca, las personas se convertían en viajeros para cruzar el viejo continente hasta un lugar en el que según cuenta la leyenda las estrellas descubrieron la ubicación de la tumba de un apostol. Dejando a un lado las creencias o descréditos cristianos esa excusa de visitar al santo transformó en peregrinos a todos ellos y transformo su forma de ver las cosas tras haber recorrido aquella ruta mezclandose con todos los lugares y culturas que iban dejando atrás.

No existían todavía los ordenadores, ni la comunicación instantanea de punta a punta del globo pero sí el afan de acercar mediante ese importante eje religioso, comercial  y al tiempo vía de intercambio de cultura y saber, a todos los pueblos de cada rincón para hacerlos un póco más aldea continental poblada de peregrinos compostelanos. Los nodos de conexión se veían limitados entonces a  la vieja Europa , harían  falta todavía unos siglos y descubrimientos más para incluir las tierras al  otro lado del charco llegando así los nexos a ser globales. Así la aldea continental del medievo unida por la ruta jacobea pasó a la aldea global de hoy unida por internet. El hilo conductor común no es otro que la curiosidad de sus peregrinos o internautas por conocer a otros en sus antipodas y sentirse unidos a pesar de que la distancia geográfica  en principio les  impida estar en la misma ciudad o pueblo ellos se consideran habitantes de una misma aldea global sin fronteras.

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